Antes de hacer un breve comentario sobre lo que me tocó presenciar el pasado viernes 24 en el colegio Liceo N3, vale aclarar que es allí donde trabajo. Soy auxiliar de portería del mencionado colegio desde hace 2 años. Hecha la aclaración, puedo empezar a transcribir algunas impresiones que me dejaron los festejos del 5to año, al finalizar sus estudios. “Todos tuvimos esa edad”, comentó, sonriente, una preceptora ya entrada en años. Esta simple frase resume el ambiente de nostalgia y alegría que se viven esos días. Si bien hay varias excepciones, lo que noté es que tanto profesores como preceptores ven en las celebraciones de fin de curso un regreso a sus años de adolescentes. Se los ven queriendo ser partícipes activos de los hechos, pero claro está, ya no tienen 18 años. Ya son gente grande, con personas a su responsabilidad y con una sociedad que le impone restricciones.
Los rituales son una manera de mantener el mito vivo, el tiempo sagrado vuelve a su estado original a través de los rituales. Lo que sucede en los últimos días del período escolar son vividos por los que tienen más de 30 años como un “volver” a esos años, en los cuales las responsabilidades eran mínimas y las libertades mayores.
Yendo a los sucesos en sí, más de 30 alumnos de 5to año celebraron su último día en el colegio, fuera de él, y jugando con agua y pinturas. Intentaron entrar al establecimiento escolar, pintaron a personas que no tenian nada que ver con el suceso, hicieron explotar pirotecnia, golpearon puertas, ventanas, etc.…Hoy en día marcar los límites en la sociedad pareciera ser una tarea casi imposible. Si bien una hipotética encuesta daría como resultado que la mayoría de la comunidad cree en los límites, parece ser harto difícil ponerse de acuerdo dónde “el derecho de uno termina, porque empieza el del otro”.Ensuciar una calle, provocar ruidos molestos por más de 4hs, hacer partícipes del festejo a personas que no quieren serlo, tomar alcohol inconscientemente son actitudes que se pueden discutir sobre su validez, pero dada la situación lamentable que ocurrió al finalizar los festejos, las dejaré de lado.
Toda la tarde se les pidió a los colegiales que no agarrasen de pies y manos a sus compañeros, ya que es una situación bastante peligrosa, en la cual una mala maniobra puede dar como resultado el golpe contra el pavimento.
Peor aún, algunos estudiantes sujetaban a chicos/as de 1er y 2do año, es decir, chicos/as de 13 y 14 años. Era tal la inconsciencia y la excitación del momento que no discriminaban a nadie. Todos debían ser parte de sus festejos, por las buenas o por las malas, pacíficamente o a través de una violencia cobarde y desleal (¿de que otra forma se le llama al inmovilizar entre
Al preguntársele a la chica sobre lo que ocurrió con la joven accidentada, ella contestó:”Iba corriendo y se cayó”. Esta frase fue acompañada de una sonrisa que la desligaba de toda culpa. No mostraba ni un signo de preocupación, culpa o al menos dudas. Nada. Sólo una frase risueña. Ya que no era un familiar suyo no importaba. En fin...cómo llegan los adolescentes a cometer estos actos y otros peores no lo sé ciertamente. Por ahora me remito a decir que la inconsciencia, el egoísmo y la cobardía fueron las principales características de los festejos del 5to año del Liceo Comercial Nº 3.
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