Post-Rock épico, con influencias clásicas, una lluvia de violines que presagian una tempestad, guitarras que estallan como relámpagos y bombos que golpean todo intento de bajar los decibeles. Claro está, hay también espacio para la calma, gracias al sonido de un piano o de clarinetes que bajan la intensidad. Y como si faltara emoción, un cover que inmortaliza aún más a “Darklands”, canción de los Jesus & Mary Chain.
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