lunes, diciembre 22

Ajedrez viviente en el Parque Lezama

Llegando al final, hay poco por decir y mucho por esperar. Una reseña sobre un particular juego que tuvo lugar en el espacio llamado "Primavera 08".

Un original espectáculo se llevo a cabo en el Parque Lezama. Se trata de un ajedrez viviente que realizaba sus movimientos con pasos de tango. Este espectáculo estuve enmarcado dentro del programa Primavera 08, organizado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.

30 artistas participaron del ajedrez viviente, juego que consistió en ubicar a 15 bailarines de negro y otros 15 de blanco, quienes representaban ser piezas, en un piso preparado para tal recreación. Detrás de las “fichas” humanas se encontraba un tablero de ajedrez real con un par de jugadores, quienes llevaban a cabo la partida. Una vez efectuado el movimiento, el bailarín que representaba a la pieza movida, avanzaba (o retrocedía) con pasos tangueros, demostrando sus habilidades e incluyendo algunas acrobacias e improvisaciones.

El primer encuentro fue integrado por dos muchachos encargados de la musicalización del espectáculo.

Tuvo un mejor rendimiento el jugador de fichas negras, ya que, pasado los 20 minutos, el jaque mate terminó con la vida del rey “blanco”, quien fue desplazado del tablero. De igual manera, el difunto rey blanco fue llevado por peones, alfiles, torres y la reina viviente.

Para el segundo enfrentamiento, el Ministro de Cultura, Hernán Lombardi, fue quien se dispuso a estar frente al tablero. Como contrincante tenía a un joven de 14 años llamado Lucas, quien cursa sus estudios en el Nacional Buenos Aires, “una de las escuelas tomadas este año”, agregó el menor, ante la cara de sorpresa del ministro.

. Lo que parecía ser un simple juego, se transformó en algo intenso para el chico, debido a que sus tiempos para pensar los movimientos eran tan extensos que la impaciencia era observable tanto en Lombardi como en el presentador. La simpatía inicial de los organizadores (y del mismo ministro) ante el poco humor del menor, derivó en caras largas y mucha incomodidad.

Mientras tanto, en el tablero viviente, las piezas humanas se movían con gran destreza.

Si el caballo era la pieza elegida por los competidores, el baile devenía en una representación fiel del animal, yendo hacia su nueva ubicación. Por otra parte, era la reina quien miraba a todos desde arriba cada vez que le tocaba efectuar un movimiento.

El segundo encuentro lo ganó Lombardi, pero pareciera que los grandes victoriosos fueron quienes pudieron presenciar de esta expresión artística que promete continuar. “Si todos los bailarines pueden, se podría hacer otro espectáculo en la nueve de julio”, dijo el Ministro de Cultura, a lo cual, los bailarines y la gente respondieron positivamente con un aplauso.

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