domingo, agosto 29

Algunos apuntes sobre la toma de escuelas en la Ciudad de Buenos Aires

Dado que este tema me toca muy de cerca (trabajo en el Liceo Comercial Nº3) tengo el deseo de expresar algunas opiniones sobre el asunto.

El papel de los medios:

Los medios de comunicación (en especial la T.V) han vuelto a elegir los aspectos externos de la protesta, desinformando a toda la población. Resulta indignante el desprecio de muchos noticieros hacia con los datos, la recopilación de números, los hechos específicos, el debate con pruebas fehacientes. Han preferido centrar la noticia en las tomas de los establecimientos y en la reacción de las autoridades y padres. Hace unos días veía un afiche en mi lugar de trabajo que hacía mención a los tres puntos en puja: Mejoras edilicias, becas y viandas. Me preguntaba:

¿No sería adecuado saber cuántos colegios son los afectados en materia de infraestructura? ¿Cuál es la gravedad de cada uno de ellos? ¿Por qué no se han arreglado? ¿Cuántas becas faltan darse? ¿Por qué la falta de las mismas? ¿Cuál es la situación de las viandas? ¿Están en mal estado o escasean?

Podría llegar al centenar de preguntas acerca de los motivos que generan el conflicto estudiantil. Pero las respuestas brillarían por su ausencia, ya que la gente encargada de informar opta por montar el circo de la toma (padres y chicos a los gritos, rumores de que los adolescentes hacen fiestas, el enojo de las autoridades, etc.…)

El individualismo y la noción apolítica de la realidad

En el marco de las tomas, hay dos cuestiones que molestan a más de uno. Por un lado, algunos padres (y “periodistas” infames como Feinmann) no han podido entender porque un establecimiento educativo que quizás no se encuentra en grave estado, se adhiere a la medida en apoyo a los que sí se hallan en crisis. Es tan fuerte el individualismo que expresan estas personas que resulta un trabajo utópico hacerles entender sobre el porqué de las acciones.

Por otra parte, un rumor muy grande y que también horrorizó a muchos mayores fue que con la toma se estaba “haciendo política”. ¿Será necesario volver a realizar la secundaria para entender que es “política”? ¿O damos por sentado que “hacer política” es encerrarse en oscuros lugares, con fines malignos, como por ej. conquistar el mundo?

Estén acertados o no, por supuesto que, al tomar una escuela y reclamar medidas, los estudiantes están haciendo política. Es ridículo limitar al espectro político al mero voto. Creo que este punto debe tener varios análisis interesantes (y no mera opinión como aquí presento) sobre cómo una sociedad, dada la ineficacia de sus funcionarios, demoniza a la política en sí, provocando apatía y desinterés general.

Como “botón” de muestra, las palabras del ministro de educación, Esteban Bullrich: "Hubo una denuncia en el colegio Manuel Belgrano de que había jóvenes que no pertenecían a la escuela y hacían reuniones políticas y además consumían alcohol”. ¿Qué será más preocupante para el ministro? ¿Que tomen cerveza o que hablen de una posibilidad de cambio? ¿O ambas situaciones serán perjudiciales?

Por último, una vez comenté, levemente, el gran prejuicio que existe hacia los partidos denominados de izquierda. En este caso vuelve a suceder algo similar. Junto al rumor (tenebroso) de que en los colegios se está “haciendo política”, se dice que los chicos son títeres de las agrupaciones izquierdistas. Si bien el hecho de que realmente existe un “lavado de cabeza” por los mayores, es una mera suposición que nunca se comprueba. Por otra parte, está claro que los adolescentes responden a un ideal que los aleja de algunas posiciones políticas y los acerca a otras. Esta situación es normal. Pero para alguien que ya tiene conceptos negativos a priori (fundados en prejuicios) sobre determinados movimientos políticos, éstos van a ser un reflejo degradante para los más chicos. De ahí en más, las suposiciones y los rumores que jamás se acreditan explicarán la situación.

¿“Vos me vas a decir lo que tengo que hacer”?

Hay un ingrediente más que explica la repulsión que sienten algunas personas al opinar sobre la toma de los colegios. Y es que para muchos es muy difícil no dejar de lado la sensación de que un “pendejo de mierda venga a decirme qué hacer”. Perdón por lo vulgar de la frase, pero creo que no tenía sentido hacer uso de eufemismos o de largas oraciones.

Más allá de estar en lo correcto o no, la mirada sobre un adolescente en “rebeldía” es siempre negativa. Lo podemos ver en el siguiente video.

Lamentablemente, tengo la sospecha de que son varios los que sienten este predominio aparente. Y esta superioridad cronológica se intensificará aún más cuando el propio debate pierda el control. Porque en el fondo, estas personas temen lo peor: Ser humillado por un niño/a que recién está dando sus primeros pasos.