martes, mayo 5

Se dobla, pero no se rompe

En estos últimos tiempos, la justicia argentina ha sido criticada desde diferentes sectores. Tanto la ciudadanía como los políticos (que también pueden ser considerados ciudadanos) han señalado al poder judicial como responsable de la inseguridad, no aplicando la ley, siendo benévolos con el delincuente, no tomando medidas cautelares, excarcelando a delincuentes, etc.…

No obstante, fue otro actuar judicial lo que me llamó la atención. Me resultó sorpresiva la poca repercusión que tuvo el fallo de la jueza María Servini de Cubría, permitiendo las denominadas “candidaturas testimoniales”. La resolución de la magistrada es una muestra cabal de lo ciego y tonto que puede ser uno de los poderes de la república. También es dable remarcar la astucia política del Partido Justicialista (que paradoja llamarlos “justicialistas”) para doblegar la ley hasta un punto extremo, pero sin romperla, con lo cual consiguen estar en regla.

Intendentes y el mismísimo gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, se presentarían como candidatos en junio para las elecciones legislativas. Ya dejaron en claro que sus postulaciones son ficticias. No van a ocupar sus lugares, en caso de ganar. Sólo estarán sus apellidos en las boletas, en letra bien grande, para, en caso de salir victoriosos, ceder sus espacios a otros políticos que entrarán por la ventana al sistema democrático. Son muchas las lecturas que se pueden hacer sobre esta jugada electoral: La maximización de las llamadas “listas sábanas”, fraude electoral, desesperación política de los K, etc...

Ahora: ¿Qué dice la justicia sobre el amparo que el abogado Eduardo Barcesat presentó con el objetivo de parar esta insólita estrategia? Según Servini de Cubría, dicha presentación se funda en anuncios y postulaciones, que a la fecha no se han producido, por lo que el perjuicio material invocado no se encuentra acreditado”. Lo peor es que esta oración tiene una razón estática. La justicia invidente e ingenua no puede hacer nada, ya que aún no se ha perpetuado delito alguno. Es más, para la justicia poco importa la voluntad del candidato (ni hablar de su moral), ya que una vez ganada su banca, puede decidir tomarla o renunciar a ella, independientemente de lo declarado con anterioridad. "Respecto a […] a la posibilidad de renunciar o no al cargo una vez electos, es una cuestión que podrá ser considerada y resuelta o no por el propio candidato, por lo cual no corresponde expedirse a la suscripta por tratarse de un hecho futuro o incierto", sentencia la jueza. En conclusión: Una mentira se transforma en verdad si es admitida con anticipación. Yo, dirigente, anuncio que la postulación es un fraude, ya que si gano no ocuparé mi lugar. Como lo hago antes de realizarse las elecciones no hay mala fe. Estoy pidiendo que me voten para un cargo al cual renunciaré una vez tomado, o quizás antes de asumir. Hay que convalidar la gestión K y la del municipio determinado y entregar un cheque en blanco para las personas que están detrás (listas sábanas) y quienes finalmente accederán al poder. Pero esta realidad descripta es virtual. Son hechos futuros o inciertos, como dice Servini de Cubría. En este escenario atrofiado, la justicia está quieta, sedada, debido a que todavía el perjuicio material invocado no se encuentra acreditado”.

Fuente: INFOBAE

Foto 1: Tomada de Critica

Foto 2: Tomada de Diario Hoy

1 comentario:

Marian dijo...

Al leer la constitucion lo unico concreto que encontre es: Art. 73.- Los eclesiásticos regulares no pueden ser miembros del Congreso, ni los gobernadores de provincia por la de su mando.
O sea, lo que esta claro legalmente es que Scioli no puede asumir sin renunciar a su cargo, pero no dice que no puede ser candidato. Ahora, dejando de lado la retórica legal y las interpretaciones de los jueces, lo mas preocupante de todo esto es que los votantes a la vista de los que nos gobiernan solo seamos una masa de no pensantes que va a dejar que le metan gato por liebre. Esa es la interpretación que me cabe hacer si es que se animan siquiera a presentarnos semejante tramoya anti-ética y anti-institucional. ¿De que nos sirve que los jueces nos digan si las candidaturas son legales o no? Espero que sepamos aclarar los tantos en las urnas.