viernes, junio 25

La burocracia cotidiana

A continuación, una breve historia de cómo complicar (aún más) una situación de por sí complicada. ¿Con qué elementos? Con papeles, firmas, folios, dependencias, etc.…

Una adolescente (que por motivos obvios no daremos el nombre) tiene diversos problemas de adaptación en su escuela, localizada en Barracas. Los conflictos son tan difíciles de abarcar que el establecimiento educativo eleva una nota hacia la defensoría del niño, pidiendo asesoría, con carácter de urgente.

Primer Destino: Defensoría del niño (Montes de Oca 1517)

“No. Estas solicitudes no ingresan más por acá. Tenés que ir a la dependencia ubicada en Diagonal Norte. Desde allá, el informe es enviado hasta este lugar”, comunica una empleada de la defensoría. Estamos ante un día perdido, ya que recién será la próxima tarde el momento en el cual la solicitud será enviada, esta vez, al lugar correcto. O al menos, eso se podía pensar en aquel instante.

Segundo Destino: Consejo de los derechos de niños, niñas y adolescentes

Casi que los empleados del lugar retienen el informe, pero no. “Esta nota por acá no pasa directamente”, remarca una mujer de anteojos. “Tiene que ser entregada en el Ministerio de Educación. En mesa de entradas. Allí le asignan un número de folio y lo traen para acá”, agrega.

Tercer Destino: Ministerio de Educación, mesa de entrada (Paseo Colón 255)

Esta vez, realmente, casi aceptan el escrito. La primera reacción de la empleada fue positiva. Le resultó coherente que ese tipo de papelerío llegara a su lugar de trabajo. Pero, antes de firmar el remito, no se le ocurre mejor idea que sacarse una pequeña, pero notoria, espina. Por eso consulta….Vuelve….Levanta los ojos y dice: “No. Esta nota tiene que pasar por la Delegación. Allí le ponen un número de folio y la elevan para acá”.

Sin destino: Delegación Región II

Esta historia de papeles que necesitan viajar y ser foliados (y que contiene un pedido urgente) llegó a su fin, ya que este redactor desconoce si los mismos fueron enviados a la Delegación Región II.

Para finalizar, se pone en evidencia un dicho que reza: “Una imagen vale más que mil palabras”, a través de una captura que muestra la tragicómica distancia entre el Primer Destino (la Defensoría del niño) y el último (la Delegación, lugar donde comenzaría la odisea burocrática). Uno se pregunta: ¿Primero los niños?

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