domingo, junio 13

Por tu culpa

Algunas buenas críticas, sumado a las ganas de asistir al cine, provocaron la decisión de abandonar, temporalmente, el agradable letargo de un sábado por la noche, frío y lluvioso.

Entré en calor rápidamente al asimilar el precio de las entradas. Recordé, en ese mismo instante, porqué no acudo a los grandes complejos cinematográficos (en este caso un Hoyt´s). Realmente se trata de un robo a mano armada los $22 que cuesta el ticket.

Quizás, esta pequeña acotación, justifica el exagerado malestar que “Por tu culpa” causó a la mitad de la sala (o sea, a unas seis personas) al finalizar la proyección. Dos personas indicando que deberíamos (al ser tan pocos) ir a reclamar el importe de las entradas, otro par que expresaban, irónicamente, su sorpresa ante el final del filme, fueron las expresiones en contra que la película recogió. Sentí que debía discutir con esas personas. Principalmente con un hombre que se la pasó vociferando comentarios (bastantes estúpidos por cierto) en un tono elevado.

Si bien “Por tu culpa” no es una película memorable, es dable señalar que se trata de una obra incómoda y, en cierto punto, algo angustiante. Estos dos adjetivos son obtenidos por obra y gracia de la actuación de Erica Rivas (Julieta), quien interpreta a una madre desbordada por las responsabilidades que la atañen. Todo sucede en menos de un día. Eso sí, un largo día (o mejor dicho, una larga noche), en el cual los conflictos crecen de manera progresiva. La ilusa tarea de controlar a sus hijos (de dos y ocho años) para poder terminar un trabajo pendiente son los dos objetivos que Julieta intentará lograr en plena soledad, ya que su (¿ex?) marido está regresando de un viaje, mientras que las demás voces sólo tendrán un sentido crítico hacia la labor materna de Julieta, quien lleva en sí, de manera brillante, tres facetas muy distintas y cohabítales entre sí: Una madre presente y cariñosa, otra inmadura y superada por la situación y, por último, alguien que se transforma en un potencial peligro para la salud de los menores.

Un anunciado accidente resaltará, aún más, las falencias de una familia (que en muchos casos, dada la posible semejanza con la vida real, se la podría considerada como “tipo”), ya sea en su faceta presencial (Julieta) o en las ausencias (padres, abuelos, tíos, etc.…)

El filme dirigido por Anahí Berneri puede que provoque malestar por su carácter lineal y redundante sobre el cual se asienta la excedida vida de la joven madre. Y por este motivo, un espectador con serios problemas de discernimiento, puede verse ofendido ante un final que no resuelve ningún acertijo ni da respuestas contundentes a los problemas enunciados. Pero, claro está, este es un conflicto propio del espectador y no del filme.

“Por tu culpa” pierde, con el paso del tiempo, la sorpresa inicial y comienza a tornarse algo previsible y repetitiva. A pesar de este detalle, no deja de ser un acertado retrato de una familia sobrepasada, con claro enfoque sobre la imagen materna, quien debe, con sus defectos y virtudes, cubrir demasiados espacios en blanco.

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