miércoles, agosto 25

Vincere

“Vincere” no es un drama hollywodense, pero tiene ciertas características que la asimilan. Quizás, el hecho de que represente un suceso histórico, provoca que una eventual comparación con obras norteamericanas más bien efectistas quede apartada. En otras palabras: Si “Vincere” prescindiera de la realidad histórica quedaría al desnudo un filme dramático, bien narrado y actuado, pero no mucho más. Pero al tratarse de la vida de Benito Mussolini estas cuestiones son minimizadas en pos de un interés humano por lo histórico.

La película de Marco Bellocchio retrata la vida del dictador italiano y su intento por hacer desaparecer del mapa a su amante e hijo, en medio de su asenso al poder. La obra alterna, en muchos pasajes, escenas de ficción con imágenes de archivo. Esta mezcla contextualiza a “Vincere” e intenta (y a veces lo logra) acentuar el tono dramático del filme. La utilización de material histórico también es efectiva a la hora de dibujar el perfil del fascista italiano en sus años de mayor poder, ya que la recreación de Filippo Timi como "el Duce", sólo cubre los primeros años. Cuando Musolini es un centro de poder omnipresente, Marco Bellocchio elije que las imágenes de antaño hablen por sí solas.

Por su puesto que la figura del fascista en apogeo también es trazada a través de las vivencias heroicas y suicidas de Ida Dalser, amante del Duce cuando éste no era popular. El amor termina cuando el líder fascista se convierte en una figura notoria. Casado con otra mujer, con la cual tiene cuatro hijos, Musolini ubica tanto a Ida Dalser y al hijo de ambos, en el bando de los enemigos. Por esta razón, la desaparición también es una medida que se aplica sobre ellos. Si bien el drama de Dalser y el menor Benito son sucesos individuales, Bellochio se sirve de sus padecimientos para mostrar de que manera un tirano puede sembrar tanto terror y crueldad sobre una sociedad. Un caso a veces puede ser base para miles. En este caso, es aún más estremecedor el hecho de que el botón de muestra lleve la misma sangre que la aguja que lo cose.

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