viernes, marzo 27

Un conte de noel

“Un conte de noel” es, sin desmerecerla, el lado B de “Reyes y reina”, anterior filme de Arnaud Desplechin. Y como toda reversa, hay puntos en común y otros faltantes. Se trata de una historia que transcurre en las vísperas de navidad. Desplechin vuelve a contar con varios actores de su antigua obra y si bien ninguno ocupa el mismo lugar, sí contienen muchos elementos en común: Mathieu Amalric y su histrionismo; la soltura calculada y sonrisa forzada de Emmanuelle Devos, y la pareja de ancianos distendidos que la integran Catherine Deneuve y Jean-Paul Roussillon.

Los reproches familiares, todos con un tono ácido y franco, vuelven a ser el estilo elegido por el director. La diferencia con “Reyes y Reina” reside en la dinámica del filme. Durante dos horas y media, “Un conte de noel” se estaciona sobre el drama familiar de una madre que necesita un transplante de médula y ve en sus hijos (y nietos) a los posibles donantes. Por otro parte, un nieto con problemas psíquicos y una odiosa relación fraternal son unos de los tantos temas que la película abarca.

A pesar de contar con varias historias, “Un conte de noel” bordea al mesetismo narrativo. La familia disfuncionalmente feliz se desarrolla con naturalidad y a veces cinismo. Pero también se atora en lo estrictamente formal que es la película y la linealidad comienza a hacer ruido. Todos con habilidades artísticas, sin problemas económicos, reunidos en una casa lujosa. Sus conflictos son formulados con lirismo y mucha preocupación en las formas. Y si bien no exaspera, pasada la hora y media empieza a transformarse en un escollo. Desafortunadamente, Mathieu Amalric no brilla en todo su esplendor como sí lo hace en “Reyes y reina”, marcando fuerte los ritmos y llevando al espectador a un sube-baja emocional disfrutable. No obstante, es valorable que pasada las dos horas y media, “Un conte de noel” se deslice sin pereza y con resoluciones moderadas.

No hay comentarios.: