lunes, septiembre 3

Soy tu Fan

Volverse fanático de algo o alguien hoy en día me parece un yerro, caracterizado por una falta de personalidad, un obstáculo para disfrutar de la esencia del objeto endiosado. Es más, si me desinhibo y dejo atrás los controladores que me dicen: “eso está mal decirlo”, diría que el paganismo es una completa estupidez. No sólo idolatrar es un acto por el cual una persona se vuelve sumisa (demostrando todas las vergonzantes características de un obediente), sino que también con esta acción se termina disfrutando de una imagen, en lugar del ente en sí mismo. Si me pongo a pensar un poco, hasta sostendría que es un acción egoísta…Ni siquiera lo hacen por su adorado/a…Lo hacen por ellos…Por haber querido estar en ese lugar “privilegiado”, por querer ser parte del show (la escoria del show).Yo fui uno de estos individuos, y si bien no voy a jugar el tristísimo papel de ex adicto arrepentido, sí puedo decir que estoy agradecido al hecho “mágico” que hizo que cambiara. Mi gran pasión en los principios de la adolescencia fue el equipo del futuro Jefe de Gobierno Mauricio Macri: Boca Juniors.

Recuerdo (con simpatía) muchos partidos en los cuales realmente sentía que mi vida dependía de ellos…Encuentros en los que he llorado por haber perdido (sí…YO perdía…Boca y yo), discusiones acaloradas (nunca llegaban a las piñas, porque nunca fue mi fuerte los golpes de puños) y muchas alegrías más. Me acuerdo de que SIEMPRE que Boca ganaba un súper clásico iba al colegio, al día siguiente, con la camiseta azul y amarilla delante del uniforme. Tomaba el colectivo con la remera puesta y la conservaba hasta que me hacían firmar por dicha acción. En este momento lo rememoro y me da cierta “cosita”, pero por esos tiempos me sentía tan indiferente de las miradas de los demás…Estaba tan seguro para discutir que no me sacaba la casaca a pesar de que estaban tocando el himno nacional. Cabe señalar que la segunda mitad de los 90´ fueron muy exitosas en cuestión de clásicos (Boca-River), así que fueron muchos estos sucesos llenos de ¿pasión?, ¿locura?, ¿seguridad?, ¿inseguridad?...

Mis domingos eran realmente sagrados…Un ritual que incluía a Radio Mitre y al “Show de Boca” (Fantino, Leto, el humilde y sabelotodo Lujambio)… Me quedaba en la pieza a oír la previa y luego la ceremonia de todos los domingos; acostarse en la cama, taparse y colgar las banderas. Nunca creí en las cábalas, pero como buen agnóstico, las cumplía a rajatabla; el gorrito a la derecha, la bandera en el medio, la camiseta puesta (¡ojo con lo que tenía debajo!), joggins, medias partidarias, TV apagada y almohadones dobles. Tuve otras conjeturas, pero soy muy sincero y admito que no me animo a detallarlas por el pudor que me produciría escribirlas…… Ok: ¡empezó el partido!.....ENTRETIEMPO = Tomar unos mates y comer algo…..Segundo Tiempo = ¡A la cama de nuevo!...En verano creo que transpiraba más que los propios jugadores en la cancha. Toda esta sarta de pavadas tenía un costado muy dark; Durante el encuentro, no quería hablar con nadie ni que nadie me hablara….era el partido y yo…NADIE MÁS….

Una vez, un entonces amigo-compañero llamado José estaba internado y muy cerca de morirse. Cuando me llamaron del hospital, mi madre golpeó la puerta de mi dormitorio (ahh…me olvidaba…también ponía la traba a la entrada de mi pieza para mi fin autista) y me dijo palabras que no escuchaba ni quería oír…Yo sabía que podían ser malas noticias de mi amigo-compañero, pero no me importaba, ya que estaba jugando Boca y era un partido importante para ganar el campeonato (3 a 3 con Rosario Central). Mi vieja en ese momento creyó que yo estaba mal y que me había "pintado" una soledad causada por la difícil situación del chico. ¡NADA QUE VER!....No me importaba nada de eso…Sólo me interesaba que no le vuelvan a empatar a mi equipo. José sobrevivió…Se recompuso un día que fui a verlo mientras Boca (ya consagrado campeón) jugaba contra Lanus. “Que ganas de irme a escuchar el partido”, me decía a mi mismo.

Otro momento que recuerdo muy fuerte es el día que me enteré que Labruna (padre), ex jugador de River de los años 50´, se tapaba la nariz cada vez que iba a jugar a la bombonera. Creo que fue la única vez que realmente tuve ganas de matar a alguien…Todo ese odio se transformó en palabras…. A pesar de haber ocurrido, al escribirlo, aún me parece raro haberlo pensado…”Si lo hallaría ahora, lo mato”, le dije a mi viejo…OK…muchos decimos eso…Pero juro que aún percibo la certeza y seriedad con las cuales dije esas palabras…No tenía el De-Lorean del Doc Emmet Brown, así que no había forma de comprobar esos dichos, salidos desde muy adentro.

El campeonato del 95´ o 96´, perdido ante Vélez, fue el punto cúlmine de mi ciego amor por un color, un concepto, un equipo de fútbol. Boca recibió a Racing (6-4 a favor de la acadé, expulsado Maradona). El equipo de Avellaneda se puso en ventaja muy rápidamente (2-0) y me recuerdo estallar en llantos… ¡pero mal!...desconsoladamente…Como si hubiese fallecido un familiar muy querido, mis lágrimas no dejaban de caer….Aún me resulta más extraño el hecho de que faltaba mucho para que terminase el partido, y un 2-0 tampoco era imposible de dar vuelta…no sé…fue raro…

Trato y trato de pensar, pero no puedo hallar la causa por la cual mi locura fue cesando…No sé a qué se debió, pero para el 2000 ya no era lo mismo.

. Las cábalas y los ritos cada vez se me volvían más incómodos…Por un lado no experimentaba lo mismo, pero por el otro aún quería seguir aferrado a eso que me acompañó durante cinco años o más…Pero esta mentira a mí mismo no se podía sostener más…al menos no naturalmente…Allí fue cuando apareció la marihuana y la experiencia de escuchar un partido “volado”…Debo admitir que al menos este accionar hizo que abandonara mi cueva (pieza) por un “campito” más social y futbolero.

La etapa exitosa del club de la ribera (de Bianchi en adelante) me tomó ya falto de ardor, de locura y fanatismo. Como decía antes, el escuchar el partido se fue volviendo un oficio para mantener mi pasado propio….ya no natural, pero mío…

No sé si el haber empezado a dejar de oír música (éxitos de la FM) para escuchar canciones "reales" fue el puente para terminar indoloramente con mi antigua pasión, pero la realidad es que dejé de lado los partidos, las noticias, los gritos efusivos (insultos a mis vecinos riverplatenses), la radio a todo volumen, los pósters (sólo conservo uno en mi pieza, carente de valor), salir con la bandera a la terraza del local, ver hasta el último noticiero deportivo, comprar el Olé del lunes, etc. Aún guardo (no porque no me animo a tirarlos, sino porque todavía no encuentro el motivo para deshacerme de ellos) los casetes (unos diez) con todos los goles (relatados por Fantino) del primer y segundo campeonato ganado por el Boca de Bianchi y gran parte de la transmisión de la Copa Intercontinental frente al Real Madrid. Otro objeto del pasado que almaceno son los diarios Olé de los primeros campeonatos del ciclo del Virrey, más los VHS de los títulos, con sus respectivas revistas.

En fin…veo a ese pasado como algo raro….algo muy alejado de mi presente en el cual me importa más un documental del History Channel que un River-Boca…Quizás la razón por la cual detesto todo tipo de amor incondicional hacia un equipo, músico, famosos, etc.…sea el hecho de haber sido parte de esta enferma sensación. Aunque debo admitir que me gustaría tener un 20% de esa vorágine para otras cosas….

*Este post no se hubiese escrito sin la ayuda de el gran Mono Navarro Montoya, el manteca Martínez, Diego Latorre (no me importa la discusión si es amargo, sólo sé que fue un jugadorazo), Bennetti y su gol a San Martín (partido arreglado ¿y que?), el Beto Márcio, el beto Acosta, Chiche Soñora, el paraguayo Cabañas, el negro Tchami, Fabián Carrizo, la tota Fabri (inolvidables sus partidos que se iba de “nueve”,olvidandose de defender…jeje), el colo MacCalliester, Gamboa y su golazo, el fallido dream Team, la camiseta con las líneas blancas. las locuras del Diego (los rumores sobre su posible muertes en las canchas), Scotto y su gol sobre la hora en el partido de vuelta de Maradona, Rambert y su sombrerito al Mono (también valen las amarguras), Palermo (pocas veces grité tanto como ese gol sobre la hora a Gimnasia—beso de botines—), Córdoba, Serna y Bermúdez, Guillermo, Bianchi, las transmisiones del Mitre (circa Fantino)….a todos pertenecientes al mundo Boca, durante los años 92´-2000´.Snif!

6 comentarios:

Rocío Vargas dijo...

no se porque pero me siento muy identificada con lo que describis... a mi me paso lo mismo desde el '93/'94 hasta el 2002 aproximadamente.. incluso por el mismo club y todo, era una cosa que era mas fuerte que yo... escucharlo a fantino, ponerme la remera de boca y en la mejor época de palermo llevar una remera con su foto por todos lados.. levantarnos temprano con mis compañeros e ir al bar que tenia una compañera para ver las finales de boca en japon. no se... un monton de cosas mas que ahora recuerdo y que me gustaria volver a vivir...
removiste sensaciones de mi infancia y principio de la adolescencia!

Anónimo dijo...

ja!!!! el campito era genial!!!!

youth dijo...

Gracias por el comentario vedette...Fue inesperado...Que pena no haber coincidido con dicho fanatismo....Te podría haber invitado a escuchar el partido..je je!. Eso era extraño...algunos amigos me invitaban a ver el partido (codificado), pero yo siempre prefería la "imaginación" de la radio...

Anónimo dijo...

faaaa, acabas de contar mi vida pero con diferencia de tres años. La conclusion seria, legalicenla y adios barras bravas y negocio del futbol.

Anónimo dijo...

La verdad que estoy sumamente sorprendido por lo qu e acabo de leer. Jose se estaba muriendo jajaja que hijo de puta.... pero bueno en cierto modo me siento muy identificado por que yo me compre una vida y pude dejar de lado "un poco" (no mucho) el fanatismo, y lo cambie por cosas mas i mportantes que no voy a nombrar para no agregarle un momento cursi a tu blog. muy buen post y siga creciendo amigo mio....

youth dijo...

La verdad a veces sorprende!...je!...Saludos Norris (¿quién serás?)