El tiempo no pasa

Por desgracia, este post no tiene fotos, ya que, en primera instancia, elegí participar de manera activa en el suceso que a continuación narraré, y segundo, no tuve la velocidad necesaria para buscar la cámara digital.

Hace doce meses, postée un relato que describía la manera con la cual el 5to año del Liceo Comercial Nº 3 (Barracas) festejó el fin de la cursada. En aquel viejo post (algo criticado), me explayé sobre el descontrol que reina en las conmemoraciones de fin de año, y cómo se prepara el terreno para que ocurra algún hecho de violencia. En el escrito, conté la forma en la cual una estudiante de 14 años se cortó la frente al golpearse contra el pavimento, mientras huía de los alumnos mayores. También, aludí la desidia por parte de las autoridades escolares. Bueno...Un año pasó...o al menos eso parecía...

Egresados 2008

El pasado viernes 23 de noviembre, el 5to año del Liceo Nº 3 tuvo su festejo de egresados, agasajo que incluyó disfraces, actuaciones, venta de comidas, etc...(todo avalado por la rectora, la señora Ana María Samaniego). Luego del evento, los educandos llevaron su diversión hacia las afueras de la institución educativa, con las clásicas secuencias de juegos de pinturas, agua podrida, huevos, harina, etc...Claro está, no sólo entre ellos, sino también a todos los demás cursos (quieran o no). A pesar de varios sofocones, no hubo problema mayor en los festejos, dado que la “suerte”, esta vez, jugó a favor de quienes no querían participar del hecho, y, también, gracias al poco alcohol que corrió entre los pupilos, característica que facilitó el habla entre los preceptores y sus “chicos”. Sólo ocurrió un pequeño acontecer. Cuando la algarabía se mudó hacia las calles que rodean al Liceo N3, un gritó ganó el tiempo y espacio en la edificación. Una alumna-embarazada de siete meses (de 5to año) había sido empujada (no se sabe si accidentalmente o con dolo*1) y cayó al piso. Sus compañeras lograron instalar la sensación de que había sido a propósito y culparon a un pibe de 4to año. ¿Qué pasó luego? Nada!...La chica con el hijo en el vientre, siguió saltando, trotando, entre las pinturas, el agua, y la euforia...

*1) Las únicas que mantienen que el empujón fue con dolo son la chica-embarazada y algunas de sus compañeras. Tanto otros alumnos como ciertos profesores no sólo dicen que se cayó sola, sino que aseguran que la joven caída admitió, al principio, que se había resbalado.

¿Entonces pasó algo o no pasó nada?

Ese viernes no. Pero el lunes 26, a última hora, me llegó la info de que al joven (presunto empujador) lo estaban “esperando” a la salida. Pareciera ser que el sábado lo habrían querido ajusticiar, pero el estudiante “buscado” pudo defenderse muy bien y suprimió los deseos de venganza por parte de la chica-embarazada. Pero, el lunes 26, la escolar de siete meses de gestación se le ocurrió llamar a su novio (no chequeé si era también el padre de la criatura). Además de su pareja, vinieron unos 3 “muchachos” (mayores de edad) con serias intenciones de llevar a cabo el desquite que tanto anhelaba la alumna con “panzita”. El chico acusado salió y en una ráfaga de segundos, unos tres “monos” se le fueron encima con los elementos clásicos de toda pelea desigual: patadas, piñas, rodillazos, etc...PAUSE: En ese momento no supe qué hacer. Siempre hablábamos con un empleado de seguridad privada sobre una hipotética situación en la cual a un pibe lo “agarren” entre varios. “¿Qué haríamos?”. Tanto al personal de seguridad como a mí, el seguro no nos cubre, e, incluso, el hecho de participar en una pelea cerca del colegio puede costarnos el trabajo. Recuerdo haber señalado en dicha charla (seguro tomando helado o sol, es decir, en un contexto muy diferente al que me tocó pasar hace horas) que aunque el riesgo sea grande, no podría dejar librado al azar una situación de tal cobardía, en la cual un joven es agredido por muchos otros. PLAY: Dudé. Se me pasó por la cabeza sacar fotos. Dejé esa idea atrás. Por suerte, no pude tomar una decisión, ya que un agente (policía) inmediatamente se metió en la golpiza y su autoridad, increíblemente, se hizo notar. Cuando percibí que el conflicto había bajado al estadio tres*2, fui parte de los que pugnábamos por aquietar las aguas y devolverle al ambiente escolar/laboral la tranquilidad de todos los días…tranquilidad que a veces es tan violenta como las patadas y piñas que recibió el joven discípulo de 4to año.

*2) Existen cinco: 1)La amenaza- 2)La pelea en sí- 3)El momento de separar, pero con riesgo de empezar de nuevo- 4)La separación formal, ya casi desvanecida la idea de combate- y 5)la reflexión final [que puede ser ir a buscarlo otra vez al pibe]

¿Y los directivos?

Tuvieron tres formas de manejar el problema. La primera fue la negación, dado que, al principio, hacían hincapié en que los “matones” no eran del colegio, realidad que no desligaba de responsabilidad al Liceo 3, debido a que sí era un colegial de la institución el golpeado y sí era una alumna-embarazada la ideóloga del “plan de ajustes”. Para colmo, aún en una postura de indiferencia, la vicerrectora señaló que toda la culpa había sido de los estudiantes por haber hecho el festejo el pasado viernes. Tuve ganas de preguntarle si ella recordaba quiénes habían autorizado a realizar la fiesta, pero no lo creí oportuno en ese momento. Una vez que entendieron que parte de sus obligaciones como autoridad es enfrentar un conflicto, y no sacárselos de encima, estuvieron hablando con los partícipes del hecho, con la policía y con el SAME. Cuando el día llegaba a su fin, fue el momento de conversar no sólo con la alumna-embarazada, sino también con algunas de sus amigas, también integrantes del transcurso. La experiencia del año pasado había dejado como saldo una chica con un corte en la frente. Como represalia: unas suspensiones intangibles, que, observando lo sucedido hoy, era sabido que no eran soluciones. Ni siquiera son parches. La misma medida tomó hoy la rectora del Liceo 3, suspendiendo por 3 días a las colegialas involucradas.

Cobardía

El año pasado, la cobardía residió en perseguir, atrapar, sujetar a menores de 13 y 14 años. Esta vez fue peor. Para empezar, una adolescente con un embarazo de 7 meses es de por sí, un conflicto. Y si esa teen-ager tiene problemas para asimilar que va a tener un bebé, es aún más complicado. Durante el agasajo, ella saltaba, trotaba, se mojaba, se pintaba, en fin….ponía su cuerpo al riesgo de cualquier casualidad/causalidad. Pero, su actitud fue aún más desdeñable el lunes 26. Para reprimir al supuesto culpable de su caída, la púber ideó un plan bastante clásico, que se basaba en esperar al pibe a la salida del colegio. Para materializar la idea estaban: su novio y otros tres mayores de edad, quiénes fueron en busca del muchacho “señalado”. Los tres (uno se quedó en el auto) “matones”, originarios de Dock Sud, (del docke, mejor dicho) atacaron sin piedad al menor, durante medio minuto. Cuando el agente tuvo controlada la situación, llamó a un móvil, que se iba a encargar de llevar a los implicados en la pelea a la comisaria 26 de Barracas. El oficial, que le salvó el pellejo al pibe golpeado, retuvo a TODOS los integrantes del conflicto (los cuatro “muchachos” y el alumno herido), y se los entregó a su superior. Este agente tuvo que ir a declarar unas pocas horas después…. ¿Y con qué se encontró?

Off de record

“No le vayas a decir a nadie”, me dijo el agente antes de ayer. “Tuve que cambiar mi declaración, porque cuando llegué a la comisaria habían soltado a dos que estuvieron en la pelea”. El agente no sólo tuvo que decir que eran dos los agresores, sino que también infiero que debió verse obligado a declarar que fue un enfrentamiento, ya que él mismo me dijo que lo atestiguado quedó caratulado como “lesiones recíprocas”. No sabía que decirle. “Es así. Lamentablemente no se puede hacer nada. Son ellos los que mandan”, me remarcó el agente, como intentando llenar el vacío que yo había instalado.

Sanción Final

Hoy, lunes 3, decidirán qué sanción, además de las suspensiones inexistentes (el periodo escolar terminó), pueden obtener los alumnos de 5to año. Pareciera ser que hay intenciones de cancelarle la entrega de medallas y títulos en el festejo general de todos los 5tos. En la reunión de hoy, tantos padres, estudiantes, autoridades, algunos docentes y preceptores, discutirán si está bien aplicada la sanción. Los tutores de los chicos irán a señalar lo enojados que están con esta posible medida, dejando de lado cualquier signo de autocrítica y reflexión por lo sucedido. Es que si bien puede haber excepciones, el método de entender el comportamiento de un alumno a través de las conductas de su padre/madre, sigue siendo muy efectivo. Una de las alumnas más prepotentes y agresivas tiene como madre a una señora que el día del acontecimiento quería pegarle a una preceptora que se había metido en la contienda. Esta señora (obesa como la hija: no es una descripción gratuita, sino un signo más de enfermedad), representa a su descendiente cual espejo refleja la figura de una sociedad a-cultural.