lunes, septiembre 7

Lambchop: Lo artesanal

Fino es una palabra usada generalmente de manera despectiva. Se la utiliza, en muchas ocasiones, para describir modales de una clase alta, que se preocupa por los mínimos detalles estéticos (“finoli”). No obstante, creo que es uno de los mejores adjetivos para calificar la obra de Lambchop, grupo norteamericano que ya lleva unos cuantos discos editados. El cálido registro de Kurt Wagner se compara con la mejor seda existente, mientras que los diferentes instrumentos tienen en su fin crear piezas tan melancólicas como bellas.

Es muy extraño lo que me sucede con las canciones de Lambchop. Si bien recuerdo sensorialmente varias de ellas, en general, no las logro retener. A veces percibo a todas sus piezas como variaciones de una misma melodía. Esta apreciación que podría ser una crítica negativa no lo es en absoluto, ya que este extraño efecto es propio de una creación en búsqueda de la perfección estilística.

Por otra parte, cabe señalar que este grupo no acepta ser oído por escuchas impacientes. Lambchop desarrolla toda su calidad lentamente, degustando los diferentes sonidos de manera pausada. En otras palabras: No esperen melodías ligeras, fugaces. Lambchop es aquel número 10 que hace jugar a todo el equipo. Te lleva para acá, para allá. Y cuando menos lo esperás, estás envuelto en sus garras.

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