lunes, enero 4

5) Phoenix: Wolfgang Amadeus Phoenix

La banda francesa editó un disco pop prolijo que cuenta con canciones pegagozas y producidas de manera cristalina. El piano marca el ritmo melódico del disco y la voz suave de Thomas Mars acentúan el cálido clima en el cual “Wolfgang Amadeus Phoenix” vive. Quizás a muchos los convenció esta suma de elementos. Personalmente, la considero aburrida. Los tracks son parte del repertorio insustancial de cualquier banda inglesa o estadounidense sin sangre, que su talón de aquiles consiste en componer melodías agri-dulces para su nutrido grupo de fans llore ante tanta sensibilidad de un carilindo que, además, tiene prestigio entre la crítica “indie”. En sí, el álbum no es una obra detestable, ya que si uno escuchara las canciones mientras realiza cualquier otra acción no le molestaría. Sí se convierte en una experiencia insulsa cuando “Wolfgang….” es percibido con atención. Hay tanto orden y exactitud instrumental en los temas que el álbum de Phoenix parece ser concebido por personas que tienen todo en la vida y no saben para qué seguir viviendo.

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