lunes, abril 6

Treeless Mountain

El filme de So Yong Kim es una dulce manera de narrar la infancia de dos hermanas (tres y seis años aproximadamente) que son destinadas a varios lugares, ya sea de la casa propia a vivir con un tía alcohólica. Durante ese lapso, la calle también es un sitio transitado, hasta que posteriormente son “depositadas” en la granja de sus abuelos. Estos traslados comienzan con la decisión de la madre, quien promete ir en busca del padre de las niñas y volver tan pronto como las chiquitas llenen un chanchito con monedas. La directora coreana elije utilizar la enorme carga dramática no para empañar de llantos la pantalla, sino que hace preferencia en dibujar un universo tierno, ilusoria e inocente, propio de la infancia.

Si bien hay momentos duros, la autora no hace foco en ellos. Por el contrario, al mismo tiempo que las hermanas sufren los cambios vivenciales, también disfrutan de las nuevas experiencias y conocimientos. So Yong Kim hace hincapié en una situación bastante recurrente en las personas (en este caso, son menores). La posibilidad de encontrar momentos alegres en situaciones difíciles. Claro está que la adaptación puede resultar más sencilla cuando se es chico y no carga con los condicionamientos culturales ya apropiados.

No puedo decir mucho más. Como buen cierre del BAFICI, seguí en la línea del cabeceo y, si bien esta particularidad sólo tuvo lugar al principio del filme, influye bastante para intentar realizar un escrito.

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