lunes, abril 11

Meek’s Cutoff

Definitivamente no es una película para ir a verla luego de comer un asado. La consecuente “pachorra” que origina semejante banquete es contraproducente a la hora de ver un filme silencioso, con numerosos planos abiertos y una mirada contemplativa sobre el objeto estudiado. A pesar de mi falta de perspicacia, el filme dirigido por Kelly Reichardt puede fatigar hasta al más activo. En “Meek´s Cutoff” pareciera prevalecer una posee detestable, direccionada para el aplauso estéril de intelectuales que verán con agrado las referencias al western, al mismo tiempo que sostendrán que se trata de un reversión original del género.

Los personajes del filme estadounidense vagan sin destino, como lo hace la misma obra, por caminos recurrentes y desmoralizantes. La trama está dada y no hay novedades al respecto. Un grupo de colonos transitan perdidos en busca de nuevas tierras, aunque mientras más pasa el tiempo, el objetivo pasa a ser la subsistencia: la búsqueda de agua. Reichardt, a diferencia de sus otros trabajos, elije construir un relato no minimalista, sino esquelético, analítico. Por tal motivo, al fragmentar en pequeñas partes su relato, a la directora estadounidense se le escapa el “todo” de las manos y una obra que podría haber sido un relato distinto, se transforma en una pretensión artie difícil de digerir.

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