martes, abril 19

Mercado de futuros

Creo que existen dos motivos por el cual me gustó la última película de Mercedes Álvarez. Por un lado, vi su anterior trabajo [“El cielo gira”] y me había gustado. Otro factor para conseguir estar receptivo antes de la función, fue haber tomado algunas latitas alcohólicas.

Con respecto al filme, es denso. Bastante. La misma obra parece darse cuenta de su densidad, ya que los últimos 15 minutos, Álvarez le cede todo el espacio cinematográfico a un anciano querible que va en contra de la corriente mercantilista. De esta manera, Mercado de futuros ofrece un respiro, luego de ahondar en el mundo del managment y la especulación inmobiliaria, una mirada que remarca los insustanciales procesos de motivación y la progresiva individualidad del sujeto.

Mercedes Álvarez parte el filme en tres: Por un lado, utiliza su voz en off [que no siempre suena natural] para citar reflexiones históricas y contemporáneas. Por otro, explicita la saturación mental y las ofertas idílicas de un mercado de tierras que prometen la felicidad de por se. Y por último, un tercer elemento son los que están por fuera de este sistema. O quizás, están en otro sector de “jerarquía”. Se trata de los comerciantes callejeros, quienes todas las tardes se concentran en un minúsculo lugar para vender sus productos discontinuados, pero que conservan cierto valor.

Dentro de esas tres esferas se mueve Mercado de futuros, un documental que a veces peca de simplista en el marco de sus relaciones, pero que termina por ofrecer un discurso con varias pruebas consigo.

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