martes, marzo 31

BAFICI 09 : Día 3

Ocurrieron dos situaciones similares en este día. Ambas marcadas por la estupidez de elite. En “Pizza in Auschwitz”, filme israelí con subtítulos “pegados” en inglés y agregados en español, tuve un pequeño entredicho. Promediando el cuarto de hora de la película se produjeron desperfectos con los subs en español. El público comenzó a silbar, aplaudir, pedir por los subtítulos. Una señora al lado mío, quien anteriormente se quejaba a viva voz sobre la gente que llegaba tarde a la sala, preguntó: “Ahh...pero que sucede. ¿No saben inglés? ¿Así como van a ir a un festival internacional?”. Una persona al lado mío rió. Para mí fue demasiado. De vez en cuando me cruzo con este tipo de gente, pero la verdad es que sigue sorprendiendo su estupidez. Al repetir la frase y tras buscar una respuesta, le fui honesto: “No creo que sea un crimen no saber inglés”. “Bueno...no digo que sea un crimen, pero me parece que (el reclamo por los subs) no es para tanto”, remato la señora.

Más tarde, en la eterna proyección de “Everyone Else”, la cual incluyó una película algo densa de dos horas, más problemas (serios) con los subtítulos en español que provocó un parate de 30 minutos, ocurrió algo parecido. Antes de que el filme se detenga por completo, los subs en español comenzaron a fallar y la gente, obviamente, a quejarse. Eso sí, con algo de timidez. (En mi caso, para ser sincero, estaba más preocupado por dejar de cabecear). De repente, se sintió un sonido torpe y estúpido. Un “shhhh” (o sea, pedido de silencio) vino de un sector de la sala. Otra vez la imbecilidad de elite, que tenían un intelecto desarrollado para entender más de un idioma, pero demasiado pobre para comprender que las películas deben tener un subs con el idioma del país organizador del festival.

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