martes, marzo 31

La Nana

Uno de los mejores filmes que vi, junto con “Gigante” y “Beeswax”. “La nana” es un relato sobre una mucama (cama-adentro) que lleva muchos años trabajando en la casa de una familia de clase alta y entra en una crisis física y espiritual.

El filme acierta en dos puntos fundamentales. Por un lado, es un mirada profunda sobre la influencia y poder que una empleada doméstica puede ganar en una casa, tras 30 años de servicios. La relación con los chicos, el desprecio a otras empleadas y las fobias que provoca un encierro eterno, son algunas de las emociones que, a pesar de su carácter rígido, la mucama emite. Su vida está irremediablemente atada a la de la familia que la emplea. No hay un exterior. Sus parientes están desperdigados por lugares desconocidos. Es por ello que la nana refuerza su personalidad ante la debacle psicológica y un posible final de sus labores.

Debido a lo tosco del personaje, hay escenas cómicas. Quizás no tantas cómo para reírse gran parte del filme. Pareciera que algunos espectadores no lo creyeron así y entendieron al relato como un paso de comedia.

Por otra parte, el director, Sebastián Silva, pareciera haber querido darle un nuevo matiz a la palabra "esclavitud". Quizás sea una idea alejada de las intenciones del autor, pero, en La Nana, se vislumbra una especie de servidumbre positiva, en la cual una burguesía tiene a una esclava para las tareas del hogar y cuidado de los niños, pero eso sí, con un trato más que cordial, preocupándose por ella. Como si se estuviese lavando culpas. Mientras tanto, la nana regala su libertad por un bienestar (en decadencia) que, quizás, no podría conseguir en otra parte.

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