El polaco Jerzy Skolimowski, tras 16 años sin filmar, deja un sin sabor en la boca con “Four nights with Ana”.
Muchas veces, uno se guía por las tres oraciones del librito del BAFICI para elegir un filme. Y muchas veces la película termina siendo no más que esas tres líneas. Es este el caso, ya que la obra de Skolimowski queda estancada en la trama que tiene a un hombre obsesionado con una mujer y la espía durante cuatro noches seguidas (¡como abundan los voyeurista!). El clima sombrío marca a la película.
Pero, debido a lo monótono del relato, el largometraje no logra tensar el nudo y el suspenso es materia faltante a esta narración que intenta captar la atención de ese modo. Ocurre más bien todo lo contrario. “Four nights with Ana” termina por abrumar ante los previsibles pasos de nuestro voyeaur. Para colmo, una música incidental, típica de Hollywood, intenta realizar lo que un guión no pudo.
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