“La influencia” es la ópera prima del español Pedro Aguilera, y, si bien, presenta algunos elementos en común con “Cycling...”, es notable la manera en la cual “La Influencia” desarrolla su historia con angustia y sutileza. La historia del filme se centra en la mitad del período depresivo sufrido por una madre soltera con dos hijos.
Un necesitado contrapunto lo hacen los dos chicos -de 4 el varón y 11 la niña-(hijos reales de la protagonista) quiénes con su ternura y falsa inocencia, atraviesan la degradación familiar casi como un mero suceso más de sus vidas. Pero si hay que elogiar una actuación, es imprescindible resaltar la figura de Paloma Morales, actriz no profesional, quién encarna a la madre de los menores de manera inmejorable, transmitiendo enormes dosis de apatía y represiones sensoriales que incomodan aún más si se expresara. No es una película fácil. Si tuviese que hacer un contrapunto artístico, podría relacionar a “La Influencia” con los discos más claustrofóbicos de “The Cure”, en los cuales la congoja no pasa por elementos exteriores ni conflictos sociales, sino que la tensa aflicción se halla dentro del mismo ser, y buscar la redención puede ser un proceso tan insostenible como la propia existencia.
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