sábado, abril 19

Mange, ceci est mon corps

No tienen idea lo difícil que fue pronunciar el nombre de esta película cuando fui a sacar la entrada. Ahora que lo noto, fue una premonición. Tan arduo como pronunciar esas palabras al chico expendedor de ticket fue la experiencia vivida en la sala. “Mange, ceci est mon corps” comete uno de los errores más recurrentes que es el hermetismo sobrecargado de solemnidad. Por supuesto que esta crítica es más subjetiva de lo normal, ya que las fallas que se marcarán son a las formas, y no tanto a las ideas puestas en acción. Michelange Quay es el director de "Mange...", y es quién eligió reflejar escenas de relación entre dominante y dominado, segregaciones raciales y diferentes tipos de pobrezas, de una manera muy singular: Mucho lenguaje corporal y pocos diálogos enmarcados en un ambiente espeso y cerrado.

Genera empatía la intención del director por proyectar de manera original temas tan antiguos como la esclavitud y discriminación hacia los negros. Pero cuando se abusa de una manera singular para retratar una realidad, puede consumarse un grave déficit, que es el olvidarse de crear una conexión en la historia. Relacionar las partes y generar algún tipo de fricción. "Mange..." tiene elementos por los cuales podría expresarse (de diversas formas) de manera más profunda. Pero el director eligió una forma abstracta de exponer sus pensamientos, con algunos momentos altisonantes y otros, en su mayoría, reservados. La tensión que se propone lograr el filme es imposible de lograrla, debido a los innumerables anti-clímax que "Mange..." pone en escena.

A todo esto, había llegado más que tarde a la función, pero, como fuimos muchos los que cometimos mencionada falta, retrasaron el horario de proyección. Esa decisión fue positiva al principio. Pero, luego, ante el poco atractivo fílmico de "Mange...", y, la noción de entender que no llegaba a tiempo para la siguiente función, volví a re-incidir en un "delito" que espero que no se transforme en un hábito. Me levanté de la (súper-cómoda) butaca del Hoyts (hice demasiado ruido, creo) y me dirigí hacia un lugar seguro, que está unas líneas más abajo de este escrito.

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