Fue violentamente positivo pasar del cerrojo de “Lourdes” a la emancipadora “Alamar”. La película dirigida por Pedro González Rubio es una elaboración tierna y espontánea sobre la paternidad y la educación práctica.
Jorge vive en una isla mexicana. Tiene un hijo con su ex mujer de origen italiano. El niño (de unos ocho años) vivirá con su madre en Roma. Antes, tendrá un viaje (¿de despedida?) hacia las tierras de su padre (y abuelo). "Alamar" se estaciona sobre este periodo del tiempo, en el cual los tres varones tendrán una experiencia penetrante con la naturaleza.
Impresiona la crudeza tanto de la filmación como la de sus actores. Estamos ante un nuevo elemento del género cinematográfico que se encuentra entre el documental y la ficción, claro está, sustentado por una historia emotiva, tierna y educacional.
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